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El Conde Drácula es una de las novelas más famosas de la literatura. Bram Stoker la escribió a finales del siglo XIX, tras haberse empapado de las historias y leyendas del folclore rumano que le llevaron a conocer al príncipe Vlad, el Empalador. Pero, ¿quién fue y por qué inspiró este personaje de terror?

Historia de los Balcanes

Para comprender su historia primero hay que situarse en el contexto: los Balcanes en las décadas centrales del siglo XV. En aquel entonces, el Imperio otomano se hallaba en plena expansión por el suroeste de Europa. Frente a los otomanos se encontraban el reino de Hungría y los principados en los que entonces se dividía la actual Rumanía: Valaquia y Moldavia, junto a Transilvania, territorio autónomo perteneciente a Hungría.

Las guerras de frontera se convirtieron en una constante, guerras de extraordinaria violencia, en las que las ejecuciones y represalias masivas estaban a la orden del día. Vlad fue un resultado de este entorno, y su vida fue una lucha constante por la supervivencia y por el poder.

¿Quién fue Vlad Tepes?

Hace casi 600 años, nació Vlad III (1428), en la población Sighișoara situada en el centro de Transilvania (la actual Rumanía). Una ciudad medieval fortificada, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.

Sighișoara, en el distrito de Mureș, en Rumania

Con solo 13 años, su padre se vio obligado a entregarle a los otomanos, junto con su hermano Radu, a modo de rehén o garantía de sumisión para asegurar la lealtad de su padre. Así, fueron trasladados a Estambul.

En 1447 el gobernador regente de Hungría, Juan Hunyadi, preparó una ofensiva contra Vlad II, su padre, y su hermano mayor, Mircea. El resultado fue la muerte del voivoda y su hijo y, la invasión de Valaquia en 1447. Hunyadi nombra como gobernador al primo de Vlad III, Vladislao II. Éste estará en el trono hasta que Vlad III invada Valaquia en 1456. Algunas crónicas indican que él mismo decapitó a Vladislao II tras derrotarlo en un combate cuerpo a cuerpo. Así se convierte en príncipe de la región hasta 1462, convirtiéndose en uno de los gobernantes más importantes de la historia en las tierras rumanas y también en un héroe nacional.

Estatua de Vlad III el Empalador en Parch Chindia, Târgoviște (Rumanía)

Su gusto por lo sanguinario

En el trono, fue implacable con sus oponentes políticos y aquellos nobles que traicionaron a su padre. Sembró el terror entre sus coetáneos por el sadismo de los métodos que empleó en la guerra. Con el paso de los siglos, la cruel reputación de Vlad fue creciendo hasta convertirse en una fuente de historias populares.

Recibió el apodo de “Empalador” porque clavaba vivos a sus enemigos en estacas, a la vista de todo mundo para demostrar su poder y su inclemencia. Incluso cuenta la leyenda que solía cenar bebiendo la sangre de sus víctimas o mojando pan en ella.

Uno de los mayores ejemplos de su crueldad

Uno de los mayores ejemplos fue durante la campaña de 1462. Vlad saqueo el país búlgaro. Al término envió al rey húngaro, Matías Corvino, dos sacos llenos de orejas, narices y cabezas, acompañados de una carta en la que le decía:

He matado a hombres y mujeres, a viejos y jóvenes, desde Oblucitza y Novoselo hasta Samvit y Ghigen. Hemos matado a 23.884 turcos y búlgaros, sin contar aquellos a los que quemamos en sus casas, o cuyas cabezas no fueron cortadas por nuestros soldados… Terminemos juntos lo que juntos hemos iniciado, y aprovechemos esta situación, puesto que, si Dios Todopoderoso escucha las oraciones y los ruegos de la Cristiandad, si favorece los ruegos de sus piadosos servidores, nos concederá la victoria sobre los infieles, enemigos de la Cruz”.

Asimismo, aplicó las mismas tácticas violentas contra sus súbditos, a fin de asegurar su autoridad. Las sádicas ejecuciones resultaban ejemplares, y contribuían a imponer el orden. Su máxima era que el temor traía consigo la obediencia.

Su severidad dio lugar a historias como la de la jarra de oro que dejó frente a su residencia en Tirgoviste, para que los viajeros pudiesen beber agua en ella; tal era el temor que inspiraba el gobernante que nadie nunca se atrevió a robarla.

Vlad, en 7 años de gobierno, ejecutó a unas 100.000 personas mediante la técnica del empalamiento.

El ejemplo más conocido de su ensañamiento lo constituye el Bosque de los Empalados, lugar en el que se dice que hizo talar todos los árboles para empalar a más de 20.000 prisioneros. Las crónicas aseguran que Mehmet II, al visitarlo en 1461, retrocedió horrorizado, aunque al mismo tiempo lo elogió al demostrar ser un experto en el arte de gobernar mediante el terror.

Un final paradójico

En 1462, Vlad fue derrotado por los turcos. Pasó 12 años prisionero en Hungría, hasta que en 1476 recobró su utilidad como candidato al trono de Valaquia. Su tercera etapa como voivoda terminó al caer abatido en una emboscada turca. Su cabeza fue exhibida en Estambul, y su cuerpo fue enterrado en el monasterio del lago Snagov. Así, falleció a los 45 años, pero su leyenda permanecería intacta hasta nuestros días.

Novela de “Drácula de Bram Stoker

Aunque ahora nos pueda sorprender, en la época y lugar en que vivió Vlad, su crueldad no fue excepcional, aunque no cabe duda de que pocos llevaron tan lejos sus métodos terroristas.

La siniestra reputación de Vlad III llevó a que Bram Stoker se hiciera eco de su fama y le inspirase para escribir una novela sobre el famoso vampiro, el conde Drácula, y el ambiente misterioso y escalofriante de Transilvania. De hecho, en la zona sur, a 30 km. de Brasov, aparece el famoso castillo que, en la ficción habitó el conde Drácula, pero que de ninguna manera habitó Vlad Tepes.

¿Por qué le denominó el Conde “Drácula”?

El padre de Vlad III, Vlad II de Valaquia, ingresó en 1428 en la Orden del Dragón (Drac, en húngaro). Desde entonces, fue conocido como Vlad Dracul (“dragón”, en rumano). Mientras que a su hijo se le llamó Vlad Draculea, esto es, hijo de Dracul. Sin embargo, en la mitología rumana la figura del dragón no existía y el término dracul designaba al diablo, con lo que Vlad III pasó a ser en rumano “el hijo del diablo”.

Ello coincide con la leyenda sobre la crueldad y ánimo sanguinario de Vlad, recogida ya por crónicas de su época. Un príncipe aficionado a la tortura y entusiasta de la muerte lenta.


Familia de Vlad III:

  • Vlad III de Valaquia/Vlad el Empalador/Vlad Tepes/Vlad Draculea.
  • Vlad II de Valaquia/Vlad el Dragón/Vlad Dracul. Padre de Vlad III.
  • Radu/Radu III el Hermoso. Hermano menor de Vlad III.
  • Mircea II. Hermano mayor de Vlad III.

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